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  • Foto del escritorM. Rojas Wah presidenta Girlup CDMX

Hablemos de menstruación...

Actualizado: 5 ago 2020

“La semana de la catsup”, “los comunistas en la casa de la lujuria”, "la regla", "cosas de chicas" "Juana la colorada", "me cantó el gallo", "me vino la que te conté”, "Andrés (el que viene una vez por mes)","la prima roja", "pancho, entre otros... son eufemismos para evitar nombrar a la menstruación, pareciera incluso como si todo el mundo se haya puesto de acuerdo para no hablar de ello. Como decía George Steiner: “Lo que no se nombra no existe” y lo que se nombra construye nuestras realidades. El lenguaje NO es inocente y ya es tiempo de que con nuestra palabras moldeemos la realidad que necesitamos.


Cuando usamos un eufemismo tiene un propósito, éstos nos dan palabras para hablar de “algo” cuyo fonema real es considerado culturalmente un tabú. Alrededor del mundo hay más de 9000 maneras de referirse a la menstruación ¿por qué esto es así?


Menstruar, del latín menstrus (menstruo), es definido por la RAE como "sangre procedente de la matriz que todos los meses evacuan naturalmente las mujeres y las hembras de ciertos animales" a su vez deriva de la palabra latina menses (mes, ciclo lunar, lunación) por su recurrencia. Así como se lee, es una experiencia que compartimos más de dos billones de personas en el mundo, aconteciendo a diario para 800 millones de nosotros y acompañando nuestras vidas por aproximadamente cuarenta años desde su comienzo.


Esta estigmatización lleva siglos acompañándonos y se encuentra en algunos de los libros torales de las principales religiones del mundo, para ejemplos los siguientes.


“Te preguntan sobre la menstruación. Di: Es una impureza. Así pues, abstenéos de las mujeres mientras dure y no vayáis a ellas hasta que no estén puras.” Corán 2:222



"La mujer que ha tenido sus reglas será impura por espacio de siete días, por ser un derrame de sangre de su cuerpo. Quien la toque será impuro hasta la tarde." Levítico, 15:19


La sangre es solo un fluido corporal más y la siguiente analogía debería sonar lógica para todos: Los fluidos menstruales son como moco ¿por qué no son tratado como tal? La gente con narices chorreantes no esconde sus kleenex. Ninguna persona se encoge en el supermercado si la ven comprando pañuelos. Nadie celebra la congestión nasal como un hito en tu vida,ni tampoco lo estigmatizan. Es algo que se percibe como natural y solo sucede. No se espera que no se quejen por sus molestias de escurrimiento nasal ni se les atribuye su estado de ánimo a la enfermedad.


Hay algo llamado etiqueta menstrual que existe y persiste. Desde una edad muy temprana se nos enseña cómo sangrar de manera “educada” o “discreta”. Este protocolo en la mayoría de las personas que menstruamos está tan interiorizado que no lo cuestionamos, es incluso tan habitual que casi nunca pensamos en él. ¿Se imaginan que en un escenario modestamente futuro, la menstruación sea algo tan normalizado como un resfriado?


-“Achoo” = “Tengo cólicos/tienes una toalla?/hoy empecé a sangrar”

-“Salud”

Y todos casualmente seguiríamos con nuestras vidas.


A diferencia de la vagina, nos referimos a otro órgano como los pulmones sólo por su nombre, y no sustituimos un verbo relacionado a sus funciones por un eufemismo, sólo decimos simplemente “respirar”, tal como lo encontraríamos en un libro de medicina. Eso es a lo que aspiramos, a que el ciclo menstrual como signo vital que es, pueda ser una indicación de salud general, similar a la presión arterial o a la frecuencia cardiaca.



Nosotras (os) que menstruamos incluso nos auto censuramos al pedir una toalla o un tampón casi en susurros, escondiéndolo rápidamente en el bolsillo para que nadie note; Le pedimos a alguien de confianza que discretamente cheque nuestros pantalones para ver si hay fugas. ¿En qué momento absorbimos todos estos estigmas? Normalmente las niñas de educación primaria se sienten más cómodas haciendo preguntas acerca de este tema en un salón separatista ¿por qué? ¿Qué mensajes ya han interiorizado sobre su menstruación que al sacar a los varones son reforzados?


En distintos países es mucho más común encontrar condones gratis en los campus universitarios que encontrar productos menstruales gratis. ¿Por qué la administración pública se interesa más en mi protección/vida sexual que en cómo manejo mi ciclo? Y sobretodo… ¿Por qué me da más pena comprar un tampón que un condón? En dado caso puedo elegir si tener relaciones sexuales pero no puedo evitar menstruar.


Los anuncios no solo dan cuenta de la representación de la menstruación, también funcionan como modelos culturales al reproducir un conjunto de códigos sociales relacionados con las mujeres. Tan reciente como que en 2010 un anuncio de kotex fue prohibido por una de las principales cadenas estadounidenses porque mencionaba la palabra vagina. Es increíble que incluso hablando de tampones no podamos hablar del lugar donde en realidad va, el cuál además es solo una parte más del cuerpo humano.


El primer anuncio que alguna vez presentó sangre menstrual fue en el año 2011 y fue considerado revolucionario. ¿Podemos simplemente concientizar que como sociedad nos tomó hasta el 2011 para obtener una representación semi-precisa de ello? Incluso entonces la sangre fue representada como un pequeño punto rojo solitario en medio de una toalla sanitaria pulcra.


No fue hasta el 2017 que una publicidad de productos menstruales usó un líquido rojo para demostrar la absorbencia, en verdad quiero creer que la mayoría de la gente sabe que la sangre menstrual no es azul. Lo que se ve está normalizado, lo que no se ve produce rechazo.


Ya que de la mayoría de los hombres usualmente no se espera que aprendan más que lo “básico” del tema en la escuela, las bromas sobre los periodos en los anuncios, en los medios o en el círculo social pueden ser la única información adicional que reciban al respecto. Esto significa que los hombres puede percibir la tergiversación de los períodos como algo real y tomarían decisiones con base en ella.


El problema es sistemático, sí, pero hay cosas que se pueden hacer desde el ámbito familiar y académico que tienen un gran impacto para romper la dinámica. En la mayoría de los hogares la conversación menstrual con la madre se reduce a la plática de “ahí abajo” cubriendo solo la logística de protección sanitaria; en las primarias los profesores son secretivos y proyectan a un grupo exclusivamente femenino “la película”, mientras se nos recuerda que lo peor que nos puede pasar es que alguien nos vea manchadas. Es comprensible que crezcamos pensando que hay algo inherentemente malo con el evento en sí mismo si pasamos por estas experiencias.


La publicidad se vale del miedo que los individuos menstruantes tienen de visibilizar su periodo, y es así como promueven toda una cultura de ocultamiento. Al poner el dedo en ese tabú, los anuncios refuerzan la idea de que cualquier signo de que se está menstruando o incluso de comprar productos menstruales, es motivo de vergüenza.


¿Por qué los tampones son 5 veces más caros que las bolas de algodón con las que comparten estante de supermercado?, ¿Quién se está haciendo rico a costa de nuestra menstruación?, ¿Cuál es el alcance ecológico de esto?


La industria de productos menstruales en realidad es como cualquier otra, juega con las inseguridades de su público y nos hace pensar: ¿Estoy manchada? ¿Tengo fugas? ¿Esta toalla se me marca? Y desarrollan una campaña de mercadotecnia que maximiza esos miedos y perpetúa el círculo vicioso.



La autora y artista canadiense Rupi Kaur en marzo de 2015 publicó fotos de una mujer totalmente vestida con una pijama, tumbada en cama y que tenía una mancha de sangre tanto en sus pantalones como en sus sábanas. Dichas fotos fueron inicialmente removidas de Instagram por violar sus términos y condiciones, que incluyen entre otras prohibiciones, violencia, sexo o desnudez. Es insultante que pareciera que a nadie le molesta que aparezcan mujeres desnudas como objetos sexualizados en esta red social, pero algo tan natural como el periodo sea censurado por causar incomodidad.


Hay personas que menstruan y no se identifican como mujeres cisgénero, lo que me hace pensar en algo…Si los periodos están estigmatizados para las mujeres imagina el tabú para las personas que no son mujeres y aún así menstruan. Si los periodos son lo “que te hace mujer”, ¿el no tener la habilidad de menstruar te hace hombre? ¿Qué pasa con las mujeres que ya entraron a su menopausia? ¿Han perdido algo de su feminidad simplemente porque un órgano en su cuerpo ha parado de expulsar tejido y sangre?


El silencio nos despoja del poder, nos quita la posibilidad de exigir mayor y mejor educación menstrual, productos íntimos más higiénicos, efectivos y seguros, a precios más bajos y en general condiciones más dignas. La manera más efectiva y el primer paso que puedes tomar es comenzar diálogos para fomentar que la gente se sienta cómoda oyendo y diciendo palabras como “periodo” “tampón” y “sangre menstrual”


Di la palabra periodo o menstruación en lugar de uno de tantos eufemismos que la sociedad usa para para evitar la palabra real (únete a la campaña en redes #JustSayPeriod). Necesitamos y tenemos la responsabilidad de reclamar la narrativa sobre la menstruación a algo que hacen los cuerpos normales. El precio de mantenerla se convierte en una maldición para quien se encuentra vulnerado por sangrar.

Disclaimer: Estoy más que consciente que como mujer cisgénero, vengo de una posición de privilegio cuando se trata de hablar sobre mi período, ya que puedo hacerlo sin temer por mi seguridad o bienestar. Hay mucha gente que no puedan participar tan abiertamente como los demás, al menos al principio. Es importante que aquellos que tenemos voz gritemos para que algún día todos podamos hablar de esto con el mismo volumen.

MARIANA DEL CARMEN ROJAS WAH

Presidenta Girl Up CDMX






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